GARRETT T. CAPPS

Y+Los+Lonely+Hippsters.jpg

Y los Lonely Hipsters

(Shotgun House Records, 2018)

Ahora anda todo el mundo (ya quisiéramos, dejémoslo mejor en «los enterados de turno») soltando maravillas de su último disco, el reciente In the Shadows (Again), más experimental, mas expansivo y ambiental (lo que él mismo ha bautizado como «NASA country» o «space country»: «Transcendental-kraut-country-honkytonk», gravedad cero en la interestatal 35), pero el verdaderamente bueno, el que no podemos dejar de escuchar, el que tiene todos los ingredientes que nos gustan, la hamburguesa a la que no le quitaremos ni el tomate, ni la cebolla, ni la lechuga, es este prodigioso disco que se marcó con los Hipsters Solitarios. Nada más oír el primer corte, «Bitchin’» nos vino a la mente Todd Snider. Un hermano bastardo, o algo parecido, esa misma ironía, también identificable en Hayes Carll, esa misma irreverencia, ese mismo humor desolado, esa misma demencia, probablemente esa misma variedad de marihuana para condimentar la enchilada. De hecho, cuando se le pregunta por sus cantautores tejanos favoritos, no duda en enumerar a todos los grandes, con los que en algún momento ha compartido estudio en el Whiskey Preachin, el imprescindible programa de radio de Brighton (UK) creado para salvar nuestras almas, a lo largo de estos últimos años. Steve Earle, Guy Clark, Townes, James McMurtry, Robert Earl Keen, Terry Allen, Doug Sahm, Willie, Kris, Jerry Jeff Walker, Todd Snider y Alejandro Escovedo. Él pertenece a esa prestigiosa tradición, no en vano nació en San Antonio, como afirma, no sin reírse de ese estúpido orgullo, en «Born in San Antone», el tema con el que, por un caprichoso algoritmo, cambió su vida (Spotify escupió su recomendación en la pantalla de Brian Koppelman, creador de la serie Billions de Showtime, y el señor Koppelman decidió abrir con esa canción el primer episodio de la tercera temporada, con Paul Giamatti yendo al encuentro de su destino en Texas; al día siguiente del estreno, más de cien mil visitas en el Spotify para escuchar el tema y la llamada de los San Antonio Spurs para contar con su colaboración para un video promocional). Porque vivimos tiempos absurdos. Pongámosle, eso sí, a la mezcla existencialista, un buen extra generoso de punk rock (del que ya parece haberse deshecho, pero que dejó su poso). No obstante, su sueño, es interpretar el «Desperados Under the Eaves» de Warren Zevon con Kinky Friedman. Ahí es nada. Surrealismo tejano.