Stranger Things

 

¿Quieres nostalgia? Pues aquí tienes tazón y medio.

STRANGER THINGS es un cocktail entre ET, STAND BY ME, LOS GOONIES, y un poquito de aquí y de allá de pelis de terror de los 80. Todo ello aderezado con unas gotitas de mala leche a lo STEPHEN KING y, cómo no, servido muy frío con hielo picado.

Los hermanos DUFFER no se han cortado un pelo a la hora de crear una serie palomitera y de coca-cola de vaso grande, que, para ser sinceros, con los calores del verano, funciona.

NETFLIX lo ha visto claro y por eso la han estrenado en pleno mes de julio. 

También en cuanto a los actores el refrito ochentero va a tope: una WINONA RYDER con pelucón y toda histérica, y un MATTHEW MODINE con el pelo blanco en el papel de malo, malísimo, cierran un reparto de caras que te suenan pero no sabes de qué.

Los niños con sus bicis, el rollo de los nerd y los malotes en el high school, los padres que no se enteran cuando el novio de su hija sube por la cañería y se cuela por la ventana de su cuarto, ella virgen pero con ganas de dejar de serlo, STRANGER THINGS lo tiene todo para experimentar un flashback guapo a la época en la que queríamos comprarnos una sudadera con capucha como la de ELLIOTT de ET y por nuestras tierras aún no las vendían.

Además de todo esto, MATTHEW MODINE siempre ha tenido una conexión muy especial con los Dirty. Ocurrió hace muchos, muchos años, cuando en los NY KICKS, jugaban LATRELL SPREWELL y ALLAN HOUSTON. DIRTY LUCINI y un servidor decidimos que ya era hora de ver un partido de la NBA en directo y para la GRAN MANZANA que nos fuimos.

Nos gastamos una pasta (que no teníamos) en las entradas y nos sentamos a seis filas de la cancha. Ya que se hace, se hace bien. Gritamos todo lo que pudimos durante el partido y para nuestras voces resecas también bebimos toda la cerveza que nos fue posible. No recuerdo el resultado del partido, pero lo que sí recuerdo es que mientras el MADISON SQUARE GARDEN se vaciaba tras el juego, nos quedamos allí sentados pensando en la historia del aquel lugar.

En nuestra flipada nos dimos cuenta de que MATTHEW MODINE, uno de nuestros ídolos tras ver BIRDY y LA CHAQUETA METÁLICA, estaba a tan solo unos metros de nosotros, charlando con alguien. LUCINI, sin cortarse, se fue hacia él, me ordenó que le siguiera con la cámara y que inmortalizara el momento. Y por ahí tengo la foto, en algún cajón de mi casa, MATTHEW Y LUCINI, hombro con hombro, pisando la cancha de los KINCKS.

Como ya os comentaba, STRANGER THINGS seguro que os trae muchos recuerdos, a mí me ha traído este y mola.