COLTER WALL

Colter Wall

(Thirty Tigers, Young Mary’s Record Co., 2017)

Las credenciales no pueden ser más apabullantes. Imaginary Appalachia, un EP con siete canciones grabado con diecinueve años cuyo primer single, «The Devil Wears a Suit & Tie», dicen que volvió loco a Chuck Leavell de los Allman Brothers. En la cubierta aparecía el dibujo de un coyote desgreñado fumando un cigarrillo. Luego otro tema de aquel EP, «Sleeping on the Blacktop», incluido entre las malas bestias (Chris Stapleton, Scott H. Biram, Waylon Jennings, Ray Wylie Hubbard y Townes Van Zandt) que aparecían en la banda sonora de la película Hell or High Water (Comanchería). Abrir para Lucinda Williams en el Ryman Auditorium y recibir una ovación en pie de Steve Earle durante una aparición en el Nashville’s Skyville Live. Advertencias de «cuidado con este pájaro», proferidas por el mismísimo Rick Rubin. ¿Quién coño es este tío y dónde cojones está su disco? Bueno, pues el álbum ya está aquí, después de mucha espera, y las expectativas se cumplen (¿qué demonios?, ¡supera las expectativas!). Dave Cobb (productor de Jason Isbell, Sturgill Simpson y Chris Stapleton) no se ha inmiscuido demasiado y le ha dejado a su aire, guitarra y poco más, seco y duro, como el paisaje del que procede este coyote con voz de trampero barítono con garganta desgarrada por el zarpazo de un oso y sempiterno cigarrillo (con tazón de whisky siempre a mano): las praderas gélidas de Saskatchewan. Voz de Henry Kelsey allá por 1690, navegando a lo largo del río y comprando pieles a los indígenas de la zona. Voz de montañeses ebrios con putas traicioneras en el primer asentamiento de la Compañía de la Bahía de Hudson, en 1774. Todo el disco recuerda a la época gloriosa de los primeros setenta: diseño de cubierta, producción, sonido… Pero ahora no es un coyote desgreñado el que fuma en la portada, sino él mismo, en blanco y negro, en pose muy outlaw. Aunque se trata de un disco más cercano al folk oscuro de las baladas de asesinatos y forajidos que a la tradición country outlaw, más próximo a la aridez de los gloriosos últimos discos de Larry Jon Wilson y Billy Don Burns, muy de «me importa un bledo lo que opines». Tradición y máximo respeto por los viejos bardos que le precedieron y abrieron el camino (aquí de nuevo, al igual que en el EP Imaginary Appalachia, Colter Wall incluye una versión de un tema de Townes Van Zandt, «Snake Mountain Blues»). Y solo veintiún añitos. Así que no os preocupéis. Papá ha muerto, pero ya tenemos quien salga a apuñalar la cena de mañana. Podemos dormir tranquilos.