MOTORMAN CONOCE AL HIJO DEL ALMUERZO DESNUDO

 
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Una entrevista con David Ohle a propósito de William Burroughs Jr. por Savannah Schroll-Guz (septiembre, 2006)

Traducción: Javier Lucini


David Ohle, autor de la distopía épica de ciencia ficción Motorman, publicará en septiembre unas memorias póstumas de William S. Burroughs Jr. en la editorial Soft Skull Press. Al igual que su obra de culto, publicada por Knopf en 1972 y reeditada por 3rd en 2004, y su esperada continuación, The Age of Sinatra(Soft Skull, 2004), las memorias de Billy Burroughs son la crónica de una excepcional adversidad, al más puro estilo Beckett, aunque, en un principio, puede parecer un tema lejano a la obra de Ohle, más futurística y políticamente descorazonadora. En la siguiente entrevista Ohle explica cómo se vio involucrado en la producción de las memorias del hijo de Burroughs y qué se encontró al abrir las tres cajas de documentos que contenían los últimos vestigios físicos de su vida.

David Ohle

David Ohle

La voz de Billy, un destilado puramente Beat, parece una mezcla virgen del humor estigio de su padre y el anarquismo literario, aparentemente espontáneo, de Kerouac. Su prosa repiquetea y traquetea a ritmo Kerouaciano de manera notable en la catalogación de los efectos de su conducta ignominiosa. También, en su prosa más lúcida y formal (la destinada a la propia novela) existe una robusta belleza en su imaginería. Puede verse en la descripción de la granja de alfalfa junto al Río Grande en la que nació, el zumbido de las langostas, las formas semejantes de las raíces de los árboles y los escorpiones, y la blanca y horizontal residencia familiar de la granja.

No obstante, el libro está repleto de una cándida suerte de horror: los litros de sangre que arroja Billy por la boca y la nariz cuando le falla el hígado, la inhabilidad de los médicos a la hora de identificar la fuente de sus afecciones, el diagnóstico erróneo de histeria y la receta aberrante del fármaco Haldol para el debilitamiento hepático, el ingreso en el hospital mental. Hay un pánico telegrafiado en la elección de las palabras y, en los períodos particularmente difíciles de desintoxicación y convalecencia, lapsos mentales y disyunciones que resultan muy impactantes. En las cartas a su padre pasa por encima de su enfermedad con un ingenio modesto y expresivamente chaplinesco. Hay momentos de humor incisivo, como en la descripción del médico y la enfermera que, al examinarle minuciosamente, acaban viéndose el uno a la otra desde ambos extremos: «Digo, ¿es usted, doctor?». Al acusarse a sí mismo de quejica y de no parar de berrear, Billy es, en verdad, muy fiel a la realidad. Reconoce su frustrante incapacidad para alzarse por encima de lo que le lastima emocionalmente. En sus propios comentarios, el padre de Billy lo identifica como una criatura simplemente infeliz que no tiene la más remota idea de por qué se siente así. Y es esto lo que le lleva constantemente a caerse del vagón, a los persistentes intentos de reforma y a su crónico fracaso personal.

El trabajo llevado a cabo por Ohle con las memorias de Billy ofrece a los lectores una perspectiva histórica y bastante documentación cultural. Es una crónica de los últimos coletazos de la Generación Beat, un retrato de la bohemia abatida y mugrienta que dejó la estela escandalosa y vanguardista de aquel movimiento. También ofrece un ángulo adicional a los estudios sobre la figura de Burroughs padre: una visión retrospectiva y lateral (si bien es cierto que bastante filtrada por la idiosincrasia de Billy) de William padre y el impacto directo de su literatura incendiaria y sus acciones personales.

Billy Burroughs sería el protagonista genuino de En mil pedazos (título de la obra de James Frey, un joven drogadicto norteamericano que novelizó sus memorias acerca del proceso de rehabilitación que vivió en un conocida clínica), pero sin llegar a recuperarse nunca. Parece la historia disuasoria definitiva, así como un argumento para el vínculo inextricable entre creatividad y psicosis. Ohle ha dispuesto una ventana de valor incalculable para poder asomarnos a la vida y el mundo interior de quien se describió a sí mismo como el «hijo del Almuerzo Desnudo», el descendiente de William Burroughs y de la anfetamínica Joan Vollner Adams, a la que Burroughs padre mató accidentalmente de un disparo jugando a Guillermo Tell en un hotelucho de México. La entrevista que sigue fue realizada a través de emails que David Ohle respondió desde Lawrence (Kansas) donde actualmente escribe y ejerce su cátedra en la KU (Kansas University).

Savannah Guz: ¿Qué fue lo que llevó a Bill padre a pedirte que compilases los papeles y la última novela de Billy? ¿Fue Motorman lo que despertó su interés y le alertó de tus facultades?

David Ohle: Conocí a William padre durante los últimos diez años que vivió aquí, en Lawrence (Kansas). Lo veía al menos una vez a la semana, fui uno de los que llevó el féretro en su funeral. También conozco a su asistente, James Grauerholz. Burroughs padre y James sabían que yo era un investigador, un editor y un escritor fiable. Ya había hecho un trabajo de edición preliminar y transcripciones de tres de sus obras,MaricaTierras de Occidente y Gato Encerrado. Otras dos personas ya habían intentado hacer el «libro» de Billy y se habían rendido. Así que Burroughs me pagó unos honorarios para que “editase” la última novela de Billy, Prakriti Junction. Pero cuando llegué a Ohio State, donde se archivan las cajas con los documentos, no había nada que pudiera considerarse una novela, por lo que se me ocurrió la idea de construir unas memorias, una compilación de sus escritos, su correspondencia y varios testimonios acerca de él. Todo esto lo explico en la introducción de Maldito desde la cuna.

¿Cuántos años te llevó ordenar la prosa y la correspondencia de Billy Jr.? Sé que todo empezó con unas cajas de documentos.

James [James Grauerholz, el asistente de Bill padre] probablemente podría responderte mejor a esto, pero me parece que nos pusimos con el proyecto de Billy hará unos diez años.

¿Cómo fue tu primer encuentro con Bill padre? ¿Había leído Motorman cuando te pidió que editases y transcribieses sus propias novelas?

Conocí a Bill a finales de los setenta, cuando yo estaba dando clases en la universidad de Texas, en Austin. Le invitaron para dar unos recitales y fue mi huésped durante unos cuantos días, junto a su asistente, james Grauerholz. De hecho, fue Grauerholz quien me pidió que transcribiese ciertos manuscritos de Burroughs a un formato electrónico para posteriormente editarlos. Grauerholz había leído Motorman. No sé si Bill lo leyó.

¿Crees que Bill padre quería asegurarse de que la novela póstuma de su hijo no desapareciese junto a él? Quiero decir, ¿crees que las memorias constituyen una especie de homenaje que quiso hacerle Bill a su hijo?

Creo que Bill padre quería hacer una especie de homenaje literario a Billy y, según tengo entendido, llegó a un acuerdo con Grove/Atlantic para llevarlo a cabo, concretamente con la última novela de Billy (inconclusa), Prakriti Junction, que más adelante encontré lamentablemente inadecuada para ser publicada.

Desde tu punto de vista, ¿en qué modo Prakriti Junction, en su forma original, sin editar, se relaciona con Speed y Kentucky Jam? Bill padre menciona en su respuesta a una carta que le manda Billy que el trabajo autobiográfico finalmente se seca y la obra de ficción comienza a surgir de un modo inevitable. Aún así, en Prakriti Junction, Billy parece comenzar su historia personal desde su nacimiento. Desde tu posición ventajosa, ¿Prakriti Junction se emprendió como otra cosa y al final acabó convirtiéndose en una forma de catarsis durante el canto del cisne que fueron sus diversas adicciones y el escabroso preludio y las secuelas de su trasplante de hígado?

Se relaciona con Speed y con Kentucky Ham porque sigue siendo autobiográfica, esta vez centrándose en lo que sucedió después de lo relatado en Kentucky Ham: su matrimonio y su divorcio, su trasplante de hígado, su zambullida en el alcoholismo desesperado y en la adicción. Supongo que Billy pensó que se precisaban ciertos antecedentes para proporcionar contexto a los lectores que no estaban familiarizados con el resto de su vida hasta entonces. Yo pensé lo mismo cuando me puse a recopilar el material de Maldito desde la cuna, así que recurrí a material referencial de Speed al principio para dotar a la narración de cierto contexto. Pienso que Billy comenzó Prakriti Junction antes de su trasplante de hígado, una operación que lo cambió todo y le imposibilitó continuar con la obra de un modo organizado y coherente. Siguió escribiendo, pero no de una manera regular, y siempre obsesivamente acerca de su degradación física, sus pensamientos suicidas y su desesperación. Supongo que lo que escribió después del trasplante fue una forma de catarsis. Quizá escribir sobre el suicidio le previniese de suicidarse, directamente.

Mientras trabajabas en el manuscrito de Billy, intercalando cartas y comentarios entre los capítulos de su novela inacabada Prakriti Junction, ¿encontraste algunas afinidades entre la vida de Billy y el personaje de Moldenke de tus novelas Motorman y The Age of Sinatra? Parece haber una clara adversidad de tipo Beckettiana y una explícita obsesión corporal en ambas historias (la arritmia de los cuatro corazones de oveja de Moldenke, los pájaros con lenguas que envuelven sus cerebros; y por el lado de Burroughs, el fallo hepático, la ulterior septicemia post-operatoria, las cicatrices del tamaño de adoquines y la cantidad de venas reventadas).

Sí, encuentro algunas afinidades entre Billy y Moldenke, aunque Moldenke era un sufridor mucho más paciente. Creo que una de las razones por las que William Burroughs padre y yo nos llevamos tan bien fue porque compartíamos el mismo interés por los asuntos clínicos y científicos (y por Beckett). Mientras que Bill padre apenas hablaba de Billy, siempre estaba dispuesto a hablar de los aspectos médicos del trasplante de Billy, del nivel de sus dosis de morfina, del olor de la herida, de la duración de la cirugía, etc…

¿Trabajar en estas memorias ha tenido algún impacto en tus propios personajes de ficción o en la construcción de tus tramas? ¿Encontraste que había algún tipo de fertilización cruzada durante la investigación o el proceso de edición?

Eso es difícil de responder. Hurgar y cribar entre todas las tristes anotaciones de Billy probablemente me influyó de alguna manera. En The Age of Sinatra, la deformación voluntaria era una moda. Para Billy fue involuntaria y horrible. Aunque empecé esa novela mucho después de enfrentarme a la difícil situación de Billy, pudo haberme llevado a utilizar aún más imágenes clínicas en mis revisiones finales.

En tu introducción mencionas que encontraste fotografías y cintas de audio en las cajas del archivo de Billy. ¿Qué contenían?

Solo había tres o cuatro fotografías insignificantes, de él en la cocina de su apartamento, etc… Las cintas eran entrevistas con Ginsberg, Waldman, Burroughs padre, realizadas por Richard Elovich. Esas cintas fueron transcritas y yo utilicé las transcripciones en la compilación del libro. Una de las cintas era de Billy conduciendo un coche y hablando con Jim Jarmush, pero la calidad del sonido era muy pobre y apenas la utilicé.

Ninguna de las cartas de Billy está fechada. ¿Cómo fuiste capaz de determinar su secuencia?

En algunos casos pude hacer coincidir los acontecimientos descritos en las cartas con hechos reales y datables. Su padre siempre fechaba sus cartas, por ejemplo, así que si su padre respondía a una de las cartas de Billy, me podía hacer una idea bastante aproximada de cuándo fue escrita dicha carta. O si Billy escribía que se había pasado una semana en una clínica de desintoxicación, esas fechas estaban en las fichas médicas. Y así. Hubo bastante especulación, pero creo que todo se acerca bastante a las verdaderas fechas.

Concluyes cada capítulo con comentarios sobre Billy hechos por Allen Ginsberg, Anne Waldman, James Grauerholz y otros. Este añadido realmente dota de una fuerza tridimensional y de bastante sustancia al personaje de Billy. El lector no se siente forzado a fiarse solo de sus palabras, sino que recibe las percepciones de otros que de algún modo le rellenan y proyectan una clara sustancia psicológica a su espíritu narrativo. ¿Cómo conseguiste estos comentarios? ¿Están basados en entrevistas transcritas específicamente para el libro o se trata de observaciones pre-existentes?

Las observaciones ya existían, dejadas por otros que ya habían trabajado en el «Libro de Billy» antes que yo; los cito en el libro.

El libro en un principio iba a sacarlo Grove/Atlantic en 2001. ¿Qué sucedió para que al final lo sacara Soft Skull?

Cuando Grove/Atlantic renunció al proyecto por motivos legales (Billy dice algunas cosas procesables sobre gente que aún vive), el libro permaneció encajonado un par de años. Ninguna otra editorial hizo una oferta. Soft Skull había publicado mi novela y yo sabía que era una editorial a la que le gustaba asumir riesgos. A Richard Nash nunca le han asustado los posibles litigios, así que le pregunté si estaba interesado, y lo estaba.

Estas memorias añaden otra valencia a la figura de Burroughs padre. Puede interpretarse como un nuevo ángulo desde el que aproximarse a la obra de Bill padre: desde el punto de vista de su hijo. (¡ya me imagino las futuras tesis de los graduados!). ¿Has dado clases sobre la literatura de Burroughs basadas en tu trabajo con Bill padre o en las memorias de Billy?

No he impartido clases ni sobre Burroughs ni sobre Billy. Además, James Grauerholz, que sabe más de Burroughs que nadie, ha dado clases aquí sobre él.

¿Prevés (o esperas) que estas memorias sirvan para despertar el interés por la literatura de Billy o que, debido al tenor de su lenguaje, su producción literaria y su trayectoria de vive-rápido-y-muere-joven, Billy esté destinado a convertirse en un icono de culto como su padre?

Nunca ha existido una lamentable falta de interés por los libros de Billy, pero creo que este va renovar ese interés; creo que ahora están descatalogados, no estoy seguro. No puedo imaginarme a Billy convirtiéndose en una figura de culto como lo fue su padre, pero quienes lean Maldito obtendrán una nueva perspectiva del personaje de su padre que quizá poca gente conozca.

Y ahora, acerca de ti: ¿qué fue lo que te llevó a emprender la carrera literaria y cuándo empezaste a escribir cuentos?

Siempre he escrito cuentos, desde niño. Tenía un pupitre amarillo y solía sentarme allí a escribir cuentos sobre osos y monstruos en un cuaderno que ojalá estuviese aún en mis manos.

¿Qué te llevó al desarrollo del personaje de Moldenke [el protagonista de Motorman] y específicamente qué hay en él (y/o en su potencial de cambio moral) que continúe situándolo en la primera línea de tu ficción?

Hay un estudiante de posgrado en el departamento de biología de aquí, en la Universidad de Kansas, que se llama Andrew Moldenke. Yo no le conocía, pero un amigo mío sí. El nombre me fascinaba. Su sonoridad. Simplemente construí el personaje alrededor de ese nombre. Su papel en mi obra de ficción es generalmente el de un observador, o un foco. El extraño mundo que habita es el verdadero protagonista. Moldenke simplemente se deja llevar por el torrente de los acontecimientos. No posee un auténtico carácter propio. No es más que un nombre.

He leído que estás trabajando en un nuevo libro, The Pisstown Chaos. ¿Retoma la acción donde la dejaste en The Age of Sinatra? ¿Puedes adelantarnos algo?

Moldenke es un personaje secundario en The Pisstown Chaos. Esta vez la historia sigue a la familia Balls: Ofelia, su hermano Roe, su abuela Mildred y el abuelo Jacob. Explora cosas como los canallas que salían enSinatra, pero no en profundidad. El supremo poder político esta vez lo encarna el Reverendo Herman Hooker, quien parece estar a cargo de las cosas, aunque nadie sabe por qué ni cómo.

Savannah Schroll-Guz es una colaboradora habitual del Library Journal. Es autora de The Famous & The Anonymous (Better Non Sequitur, 2004) y editora de Consumed: Women on Excess (So New Media, 2005).


El libro Motorman está publicado por la editorial Periférica, con excelente traducción de Juan Sebastián Cárdenas.

www.editorialperiferica.com