PLAYLIST DE BONNIE JO CAMPBELL

MADRES, AVISAD A VUESTRAS HIJAS

Largehearted Boy, 8 de octubre de 2015

Bonnie Jo Campbell y su madre.

Bonnie Jo Campbell y su madre.

En la serie Book Notes, los autores crean y comentan una lista de reproducción de canciones relacionadas de algún modo con su obra más reciente.

Entre los colaboradores anteriores se encuentran Bret Easton Ellis, Kate Christensen, Kevin Brockmeier, T.C. Boyle, Dana Spiotta, Amy Bloom, Aimee Bender, Jesmyn Ward, Heidi Julavits, Hari Kunzru y muchos más.

La nueva y extraordinaria colección de relatos de Bonnie Jo Campbell, Madres, avisad a vuestras hijas, está llena de agudas observaciones sobre la vida en el Medio Oeste y las dificultades a las que se enfrentan las mujeres.

El Minneapolis Star Tribune escribió sobre el libro: «El mundo de los relatos de Bonnie Jo Campbell retrata una vida ardua y dura, un paisaje fértil al mismo tiempo que implacable, en el que las familias florecen y se marchitan con el clima, pero con un humor estimulante y varios momentos valiosos de reflexión a lo largo del camino».

Puede que la mayor parte del tiempo nos situemos en el Medio Oeste, pero el territorio se parece mucho más al duro Oeste de Annie Proulx que a las tierras de cultivo de Jane Smiley.

Comentada por ella misma, aquí os presentamos la lista de canciones que elaboró Bonnie Jo Campbell para su libro Madres, avisad a vuestras hijas:


Casi todos los días escucho las noticias de la radio pública, más de lo necesario. Aunque quiero ser una ciudadana informada, no puedo sentarme a escribir desde un lugar tan angustioso. Apagar la radio y escuchar el tipo de música adecuado abre canales mucho más creativos, y las mejores canciones, a mi juicio, son las que tienen que ver con personajes interesantes y sus relaciones sentimentales, igual que las mejores historias. Mi nuevo libro, Madres, avisad a vuestras hijas, es una colección de relatos sobre mujeres con todo tipo de problemas; muchas de ellas han sido violadas de alguna manera, pero se han negado a ser víctimas. He experimentado con el estilo y la estructura, de modo que, aunque muchas de las historias puedan parecer narradas de un modo tradicional, hay otras concebidas como desvaríos frustrados o sueños febriles.

Por lo general, no puedo escuchar música mientras escribo, porque las letras de las canciones me atrapan, pero cuando voy conduciendo o me pongo a lavar los platos –y lavo un montón de platos–, siempre escucho a Gillian Welch, a Lucinda Williams y a más de su misma calaña en Radio Pandora. Mi predilección por la música folk probablemente se deba a que mi madre ponía mucho a Joan Baez y a Joni Mitchell cuando yo era pequeña. Mi madre también cantaba canciones folclóricas irlandesas e inglesas cuando me llevaba en su vientre, así que no es de extrañar que me guste envolverme en voces que suenen como la suya. Habrá cerca de veinticinco artistas a los que adoro sin medida, pero para mí tienen la misma importancia las canciones por sí mismas, en sus diversas versiones. En Madres, avisad a vuestras hijas, doy voz a dieciséis mujeres, así que intentaré limitar la lista a dieciséis temas, e incluiré a algún que otro hombre.

Dolly Parton

Dolly Parton

«The House of the Rising Sun» es una de las canciones que el musicólogo Alan Lomax descubrió en su búsqueda de la música tradicional de Estados Unidos, y se remonta como mínimo al siglo XVIII. The Animals obtuvieron un gran éxito con ella en 1964, y luego todo el mundo ha acabado grabando fantásticas versiones, desde Woody Guthrie hasta Tracy Chapman. En la suya, Dolly Parton modificó la letra para sugerir que la protagonista trabajó como prostituta en Nueva Orleans y ahora desea que las demás chicas no sigan sus pasos. Esta canción es el origen del título del libro, Madres, avisad a vuestras hijas.

«Caleb Meyer», escrita y cantada por Gillian Welch, es una canción neo-apalache sobre una mujer que mata a su violador, un destilador de alcohol ilegal. Son solo la voz de Gillian y un par de guitarras (David Rawlings se encarga del elegante punteo). Durante la violación, la chica, Nellie King, habla en nombre de todas las mujeres que piden verse libres de sus violadores, al clamar: «Dios mío, soy tu hija, envía a tus ángeles». El lenguaje es evocador y sorprendente: «Me tiró en la cama de agujas, y se tendió sobre mi vestido», y en lugar de decir simplemente que le cortó el cuello, canta: «Le pasé el cristal por el cuello, tan limpiamente como una cuchilla, y sentí que su sangre se derramaba rápida y caliente alrededor del lugar donde yo estaba tendida». En el estribillo no expresa el menor arrepentimiento, sino que se limita a pedir que el fantasma de Caleb Meyer no la atormente. Otra canción de Gillian Welch es «Wayside/Back in Time», una canción de amor con un latido semejante al de un corazón. Siempre tengo que dejar de hacer lo que estoy haciendo cuando la escucho, ponerme de pie e intentar cantar con ella. «Melocotones en verano, manzanas en otoño. Si no puedo tenerte todo el tiempo, entonces no quiero tenerte ni un segundo». Hubo momentos durante la escritura de este libro en los que Gillian Welch era lo único que quería escuchar, y me he dejado hipnotizar por ella en largos trayectos en coche por el Medio Oeste.

 
Gillian Welch

Gillian Welch

 

«Sweet Lorraine» está escrita e interpretada por Patty Griffin. Este breve relato hecho canción podría haberlo escrito yo perfectamente. Trata de una chica sin amor, «que procede de una larga estirpe de bebedores y soñadores, que saben que la luz del sol no puede con la oscuridad, gente cuyos negocios siempre fracasan y que duerme en el parque». Canta Patty: «Su padre se rasgaba como una página de la Biblia, y luego quemaba la casa para anunciar su llegada». Este padre la maldice la noche anterior a su boda, pero luego la entrega en el altar. Su madre se muestra desinteresada y ausente. Sobre todo, veo que Lorraine es una superviviente, pero también (quizá de forma perversa) pienso que al final redime a sus padres. De acuerdo, no puedo dejar de mencionar «Trapeze», también de Patty Griffin, una canción sobre una artista de circo. Le rompen el corazón y le pide a una gitana que la hechice para no volver a enamorarse nunca. Hay una inmensa versión en directo cantada por Patty Griffin y Emmylou Harris. «Una de estas noches, la chica se va a caer, la chica se va a caer», cantan, sugiriendo que el hechizo se romperá y la chica volverá a enamorarse. Esta canción me inspiró para escribir también un poema titulado «Fall Fall Fall», que apareció en The Southern Review.

Patty Griffin

Patty Griffin

«Black Betty», cantada por Sheryl Crow. Como la mayoría de la gente que escuchaba la radio en los años setenta, la escuché por primera vez interpretada por Ram Jam, con su ritmo duro y sin aliento, y todavía me encuentro de vez en cuando cantándola a voz en grito cuando voy conduciendo a toda velocidad o incluso cuando acelero cuesta abajo con mi bicicleta. La versión de Lead Belly es más lenta y revela el origen de la composición como una canción de trabajo afroamericana. Tom Jones grabó una extraña versión en Las Vegas que merece la pena escuchar solo para echarse unas risas. Hay quien sugiere que la Black Betty del original era una pistola o una botella de whisky, pero sea como sea, la Betty en cuestión se transforma radicalmente en una mujer poderosa.

«Long Black Veil». Esta canción cuenta la historia de un hombre que se acostaba con la mujer de su mejor amigo y que fue acusado de asesinato. Decidió ser ahorcado por un crimen que no había cometido porque no quiso nombrar a su amante como testigo, ni decirle al juez que se acostaba con la mujer de su mejor amigo. Parece una historia antigua, pero fue escrita en 1959 por Danny Dill y Marijohn Wilkin. La primera versión que escuché fue en un disco de Joan Baez que tenía mi madre en casa, y luego me topé con la poderosa versión de Johnny Cash, que se apodera para siempre de ella. Últimamente he estado escuchando y disfrutando mucho la grabación de Carolyn Herring, pero permitidme destacar aquí la versión bluegrass pionera de Hazel Dickens y Alice Gerrard.

«Molly Malone» es una vieja canción popular irlandesa sobre una pescadera de Dublín, y me gusta especialmente la interpretación de Sinead O'Connor, susurrante y evocadora, con una instrumentación llena de ecos. Es una historia sencilla y trágica, con un par de versos y rimas divertidos: «Ella era pescadera / y no era de extrañar / porque también lo fueron su padre / y su madre antes que ella / y todos llevaban sus carretillas / por las calles anchas y estrechas / gritando: "¡Berberechos y mejillones / vivos, vivos, oh!”». Se la suelo cantar a mis burros, a los que les encantan las canciones melancólicas.

Bonnie Rait & John Prine

Bonnie Rait & John Prine

«Angel from Montgomery», escrita por John Prine e interpretada por John Prine y Bonnie Raitt. Cada uno de estos artistas interpreta la canción por separado de maravilla, pero cuando lo hacen a dúo alcanzan la gloria. Se dice que John Prine se inspiró para escribirla en la imagen de una anciana de pie frente al fregadero de la cocina. En el relato que da título a mi libro, siempre regresaba a la imagen de mi protagonista, de pie junto a un fregadero, lavando los platos y mirando por la ventana. Me entran escalofríos cada vez que oigo: «Soy una anciana, me pusieron el nombre de mi madre». Podría citar aquí toda la canción, pero ya lo habéis pillado.

Adoro el dúo de Johnny Cash y Bob Dylan en «Girl from the North Country». Hay algo en la unión de estas dos voces icónicas que me rompe el corazón, en el buen sentido. ¿Por qué me resulta tan conmovedor que Bob Dylan parezca reverenciar a Johnny Cash?

 
Johnny Cash & Bob Dylan

Johnny Cash & Bob Dylan

 

He incluido un par de relatos divertidos en el libro, uno sobre una mujer que cree que su novio ha vuelto a ella reencarnado en un perro callejero, y otro sobre una mujer que se casa con todo lo que ve. Si te sientes deprimido, pasando demasiado tiempo en los cementerios, tal vez, nada te animará más que la sencilla alegría de «The Swimming Song», escrita por Loudon Wainwright III. Kate y Anna McGarrigle hacen una versión estupenda, pero creo que deberías escuchar la versión en vivo de mi amiga Haroula Rose, online en la web de Bluegrass Situation.

 
Haroula Rose

Haroula Rose

 

«Goodnight Irene» es una canción tradicional interpretada (con variaciones en la letra) por Lead Belly, Willie Nelson y The Grateful Dead, bueno, por casi todo el mundo. Mi marido y yo solemos ir a un restaurante chino que nos gusta mucho en el que siempre la ponen en bucle durante noventa minutos, así que, cada vez que vamos, oímos una extraña versión instrumental asiática, pero ni eso me ha hecho desistir del amor que le profeso a la canción. Y, por supuesto, además, la frase «A veces tengo la gran idea de saltar al río y ahogarme» inspiró el título de la increíble novela de Ken Kesey en Oregón Sometimes a Great Notion (Casta invencible, literalmente: A veces una gran idea).

«Tam Lin» es una canción tradicional escocesa que me paro a escuchar a la mínima de cambio. Tendré una media docena de versiones, pero la interpretación que más me atrapa es la de Steeleye Span. En esta historia, una mujer se enamora (o se queda embarazada) de una especie de elfo monstruoso, y está decidida a casarse con él. Sin embargo, primero debe reconvertirlo en humano, rompiendo el hechizo de la reina de las hadas. Esta feroz joven embarazada debe aferrarse al elfo mientras este se convierte en serpiente y en otras criaturas, y de hecho se aferra con la misma tenacidad con la que mis personajes se aferran a lo que aman. Finalmente la reina se rinde, y la chica se descubre agarrada a «un caballero desnudo». Es curioso que no me guste leer novelas de fantasía, pero esta canción parece una obra de ese género.

Lucinda Williams

Lucinda Williams

«Car Wheels on a Gravel Road», escrita e interpretada por Lucinda Williams. Me encanta la sensación que evoca de la vida rural, lo que se siente al ser una niña que anhela coger la carretera, la sensación de avanzar por un camino de grava, lo que se experimenta al mirar por la ventanilla. Establece un profundo sentido del lugar. Descubrí a Lucinda Williams este último año, cuando mi amigo Sassafrass Havilar me abrió los ojos, pero creo que afectará a todo mi trabajo literario a partir de ahora. Su realismo descarnado podría ser el mejor complemento para mis historias. El año pasado tuve la oportunidad de conocerla en Nashville, y por ahí hay una foto. Muchas de sus canciones se sirven de una misma frase repetida, y me encanta cómo ese recurso puede llegar a funcionar en una canción, cómo una misma frase puede ir ganando sentido con cada repetición; en narrativa no se suele poder hacer, salvo en los diálogos, así que hemos de conformarnos con repetir imágenes y motivos de un modo sutil.

Kathleen Edwards

Kathleen Edwards

«Copied Keys», de la cantautora canadiense Kathleen Edwards, está interpretada desde el punto de vista de una mujer que vive con un hombre en su ciudad natal y siente que no está viviendo su propia vida. Me encanta este lamento sobre el lugar, que sugiere que el amor puede no funcionar si uno no es capaz de sentirse en casa. «Esta no es mi ciudad y nunca lo será. Este es nuestro apartamento lleno de tus cosas. Esta es tu vida, yo solo tengo una copia de las llaves». Mi amiga Heidi Bell me descubrió a esta artista, así como a Gillian Welch y a Patty Griffin.

Leonard Cohen. Este hombre de corazón inmenso puede cantar y hacer conmigo lo que quiera. Para esta colección de relatos sobre mujeres con problemas, le pediría que cantase la clásica «Suzanne». Mi madre se llama Susanna, y me parece de lo más apropiado hablar de ella junto a «la basura y las flores».

Vale, otra canción folk, «Silver Dagger», del primer álbum que grabó Joan Baez. De nuevo, tengo media docena de versiones de este tema, interpretadas por distintos artistas, pero la del primer álbum de Joan Baez es la mejor. La letra empieza como uno de mis relatos. «No cantes canciones de amor, despertarás a mi madre. Está durmiendo aquí, a mi lado. Y en su mano derecha hay una daga de plata. Dice que no seré tu novia». Ya está dicho todo.

«White Rabbit» de Jefferson Airplane. La Alicia de Alicia en el País de las Maravillas es una de las protagonistas literarias más atractivas del mundo, por lo que tiene sentido que sea homenajeada en una canción de rock and roll. Como es una canción muy corta, podríamos denominarla como una pieza de flash-rock, para acompañar a una pieza de ficción-flash. Madres, avisad a vuestras hijas incluye cuatro relatos muy cortos, de apenas una página, y me pregunto si la frustración que siento con «White Rabbit» es lo que algunos lectores sienten con los relatos muy cortos. (Sigue cantando, quiero rogarle a Grace Slick). Y toda mi vida he anhelado que aparezca «una oruga fumadora de narguile» y me dé un toque.

Podría seguir enumerando canciones de Alison Krauss, las Dixie Chicks, Neko Case, Loreena McKennitt, Enya, Clannad, Regina Spektor, Laura Marling, Eliza Gilkyson, Sarah McLachlan, Joni Mitchell, Janis Joplin y otras que he olvidado. Pero con esto ya tenemos más que suficiente para empezar.

*Para oír la playlist pincha AQUÍ.